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De sobra es sabido que en los tiempos que corren, las empresas están obligadas a realizar cambios de estrategia y enfoque debido a las exigencias del mercado. Todo ello pasa por mejorar la productividad para incrementar la competitividad y marcar la diferenciación con sus competidores.
En un mercado dinámico que reclama respuestas flexibles obliga a las empresas a ser más versátiles en su modelo productivo, incrementando la oferta de sus productos, la calidad de los mismos y adecuando los costes a la demanda.
Según los últimos datos de la productividad en España , la mayoría de las empresas con procesos de fabricación no superan el 75% de la capacidad que tienen disponible. Sin embargo, durante ese periodo de tiempo han seguido generándose gastos asociados a stocks, sueldos, amortizaciones, impuestos, etc…
Entonces, ¿cómo incrementar la productividad?
La máxima de cualquier empresa fabricante es incrementar el margen de los bienes o servicios producidos y reducir el coste de los recursos empleados. Por ejemplo, el cambio de maquinaría en la línea de producción que supone un tiempo elevado de preparación no aporta valor al producto final, sin embargo los costes que se derivan de esa acción siguen estando.
Toda mejora en ‘adelgazar’ los tiempos de fabricación y realizar mas eficazmente el proceso de transformación del producto acabado implica necesariamente incremento de la productividad.
Del mismo modo, el dimensionar los recursos de la fábrica también reducirá los costes y gastos a favor de un mayor rendimiento de las líneas y margen obtenido por la compañía. En muchas ocasiones se confunde productividad con incremento de la producción, pero no por aumentar el número de máquinas o líneas de fabricación se incrementa la productividad de la empresa. La productividad rentable es aquella que, además de incrementar el margen, reduce y previene las sobreproducciones.
Gestionar la capacidad y optimizar los recursos permitirá fabricar la cantidad que se pueda vender, evitando el coste de equipos y existencias en nuestro almacén no deseadas.
Ante esto, ¿qué estrategia seguir para mejorar la productividad?
Son muchas las compañías que para alcanzar éste objetivo han realizado la implantación de sistemas MES (Manufacturing Execution Systems) que permiten la optimización de las actividades de producción, desde el lanzamiento de una orden de trabajo, pasando por la recepción de mercancías, control de calidad, hasta la finalización del producto acabado. Estos sistemas MES integran herramientas ERP (Enterprise Resource Planning) que permiten gestionar los procesos de negocio con dispositivos de control en planta a través de PLCs conectados a la máquina o líneas de producción, también conocidos como CMMS (Computerized Maintenance Management System) .
Sin embargo, todo sistema para mejorar la productividad y reducir los costes tienen por objeto hacernos más eficaces y más eficientes y presentan en común el objetivo de medir y analizar los datos para la posterior toma de decisiones en consecuencia. Estos sistemas justifican la máxima que se aplica en la Industria: “Aquello que no se mide no se controla, lo que no se controla no se conoce, lo que no se conoce no se mejora”.
Por tanto, es importante determinar métricas e indicadores para medir la eficiencia como el OEE (Overall Equipment Effectiveness) o el uso de métodos estadísticos para el control de la calidad en los procesos como el SPC (Statistical Process Control).
El uso conjunto de estas dos estrategias nos lleva a una visión global e integrada de la solución, conocida como Gestión del Rendimiento y Producción Integrada.
En definitiva, si bien es cierto que son muchos los factores que determinan el posicionamiento frente a la competencia en un mercado globalizado, sin duda la inversión en el control, medición y gestión de los procesos industriales pasa por ser uno de los más importantes. La incorporación de herramientas de gestión (ERPs), de medición y control (CMMS) y posterior toma de decisiones a través de herramientas de análisis, nos permitirá ser más eficaces, flexibles y más competitivos, además de mejorar el desempeño de las actividades dentro de la empresa.
