La cuarta revolución industrial está cambiando todos los conceptos que el sector industrial tiene de crear valor, generar empleo y aumentar la productividad. Es imposible que esta cuarta revolución industrial deje posos en el fondo del vaso que podamos aprovechar para que todo vuelva a ser como antes. Las industrias que lo comprendan a tiempo prosperarán y las que no desaparecerán. Curioso, esto de “comprender a tiempo o morir” es algo que nunca cambia.
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Los grandes avances siempre son vistos con escepticismo por los expertos del presente y cómo inevitables
Esto traducido al mundo empresarial respecto al cambio que supone la Industria 4.0, se refiere a que cada vez más los productos inteligentes e interconectados estarán más presentes en nuestras vidas, los robots industriales ocuparán cada vez más espacio que irán robando a los humanos y éstos a su vez tendrán que ir adaptándose cada vez más a una nueva realidad industrial que reclamará de ellos una cualificación cada vez más alta. Esto significa que esta cuarta revolución todavía va a cambiar más nuestra forma de producir, recibir y prestar servicios y productos.
Está demostrado que la innovación actúa entre las empresas como una especie de virus beneficioso que se extiende sin control de una a otra, haciendo que la sociedad en su conjunto avance y asuma la presencia del cambio como algo positivo y de progreso. Las empresas innovadoras actúan de foco donde se generan los nuevos conocimientos, conocimientos que se transmitirán a sus trabajadores en los que producirá un cambio de mentalidad y de forma de trabajar. Ese nuevo know how conlleva ventajas competitivas frente al resto de empresas de su sector lo que hace aumentar su volumen de negocio, la cuota de mercado y por tanto la empresa genera más riqueza y empleo. Por la simple acción de la competencia, el resto del sector no tiene más opción que adaptarse a esa nueva realidad de manera que el nuevo conocimiento generado se extiende por otras empresas, por sus trabajadores, por el mercado y por la sociedad en general que, con el paso del tiempo, sencillamente asume ante la evidencia que ese nuevo conocimiento innovador, es la mejor forma de actuar. Una reacción en cadena cíclica que abre las mentes y prepara el terreno para que broten nuevas formas de innovación.
Pero hacer que el conocimiento aflore y consiga cristalizar en innovación no está al alcance de cualquiera, en primer lugar, necesita un caldo de cultivo adecuado y en segundo, innovar conlleva correr riesgos.
Aprovechar los conocimientos de la I+D+i no es algo que una empresa pueda realizar por partes y de forma esporádica si espera obtener resultados. Es decir, no podemos innovar en producto y descuidar la distribución, por ejemplo. Los esfuerzos invertidos en los avances del primero serían minados por la falta de mejoras en el segundo.
El camino hacia la industria 4.0 debe implantarse de forma general y permanente en cada empresa y esto
Hacia empresas con capacidad de destinar recursos para generar el ambiente adecuado para innovar, aprovechar mejor sus resultados y anticipar las dificultades minorando el riesgo que en sí mismo supone implantar innovaciones. Empresas que mantengan una trayectoria, que acumulen experiencia y conocimientos (know how) de gran valor que sepan emplear con visión de futuro. Empresas que tiendan a agruparse tanto físicamente como relacionalmente, por ejemplo, asociaciones corporativas más o menos temporales para abordar ciertas investigaciones o proyectos de manera que el conocimiento se distribuya al tiempo que el esfuerzo, los riesgos y los recursos se compartan. Empresas estables y de cierto tamaño en su sector que lideren el cambio, fomenten la competitividad y actúen como fuente de conocimiento.
Ninguna empresa o entidad es capaz de predecir el futuro, pero en ciertas contadas ocasiones, son capaces de verlo venir, este es el caso de la cuarta revolución industrial, se está implantando y es imparable.
La industria 4.0 supone una nueva forma de crear valor y tomar decisiones, una nueva forma de relaciones corporativas, que favorecerán una reordenación del tejido industrial, social e incluso provocará cambios en nuestra mentalidad a nivel personal.
La inteligencia artificial va a meterse en nuestras vidas a través de los productos que adquiramos, los robots van a empezar a ejecutar no solo acciones repetitivas, sino que serán capaces de tener cierto criterio que desplazará para siempre el criterio humano en ese tipo de actuaciones y éstos a su vez deberán estar mejor preparados y cualificados para colaborar con máquinas y sistemas informáticos.
Se creará una sociedad 4.0 que vivirá en grandes Smart cities y se moverá a través de Internet en mercados globales carentes de fronteras al menos para el comercio, por tanto, las empresas se verán compitiendo también a nivel global lo que exigirá por definición, un nivel de excelencia elevado.
Las grandes corporaciones con mucha experiencia partirán con cierta ventaja como creadores de innovación, de sostenibilidad y de generación de nuevos criterios y soluciones, serán motores de la competitividad lo que propiciará más avances, más innovación; una innovación que contagiará a su entorno empresarial y social y supondrá un cambio de mentalidad que, junto con unas tecnologías cada vez más sofisticadas y accesibles, posibilitará el crecimiento de las corporaciones más modestas y la creación de nuevas empresas cada vez más avanzadas y sostenibles.
Una nueva realidad empresarial en la que se irá preparando el terreno para la siguiente revolución industrial, para que el ciclo del cambio vuelva a empezar.