*
Una de las reflexiones mas habituales que nos hemos hecho alguna vez en el desarrollo de nuestros respectivos trabajos, en los diferentes niveles de responsabilidad en los que hemos trabajado, ha sido precisamente sobre la posibilidad de mejorar algo, alcanzar un mejor resultado, llegar a cumplir un objetivo propuesto, etc…
Al final, todas estas reflexiones están muy relacionadas entre sí a través de los conceptos de eficiencia y eficacia de los procesos empresariales. Antes de nada, vamos a repasar ambos conceptos que, en ocasiones, se utilizan de forma indistinta, cuando su significado es muy diferente.
Según se puede consultar en Wikipedia, el Diccionario de la Real Academia Española, define eficiencia como “la ‘capacidad de disponer de alguien o algo para conseguir el cumplimiento adecuado de una función”, mientras que se define la eficacia como “la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera”.
Para aclarar estas definiciones y llevarlos al mundo de la empresa, podemos decir que:
Por tanto, la diferencia entre ambos conceptos estriba en que la eficiencia hace referencia a la mejor utilización de los recursos, mientras que, la eficacia hace referencia a la capacidad de alcanzar un objetivo sin importar si se le ha logrado con el mejor uso a los recursos. Dicho esto, podemos decir, redundando en lo dicho, que:
Aunque ambos conceptos son importantes en la gestión de una empresa, en este post nos centraremos principalmente en el concepto de eficiencia por la similitud que tiene con la optimización y mejora de procesos de gestión empresarial.
Aunque no se pueda afirmar de una forma rotunda, normalmente detrás del concepto de eficiencia se esconde la necesidad de mejorar los resultados o el rendimiento de algo en concreto. En esta linea de pensamiento, cuando abordamos la eficiencia de algo, estamos actuando sobre las dos partes de la cuenta de resultados:
Por tanto, desde este punto de vista, cuando pensamos en eficiencia estamos pensando en mejorar los resultados, la productividad, el rendimiento, ....
En este sentido no es lo mismo, por ejemplo, trabajar para asegurar alcanzar un nivel de ventas (eficacia), que trabajar para alcanzar un determinado nivel de ventas con el menor consumo de gastos posibles (eficiencia).
Dicho esto, podemos concluir que cuando hablemos de eficiencia estaremos dando por hecho que estamos planteándonos la optimización de procesos de gestión o actividades concretas.
Dado que el enfoque de este post está orientado en la optimización de los procesos empresariales es importante valorar los riesgos que puedan afectar negativamente a cumplir con eficacia nuestro objetivo. Como veremos posteriormente para ser eficientes necesitaremos ser eficaces, por lo que nunca podremos separar ambos conceptos.
Antes de nada, conviene señalar que el principal riesgo que corre cualquier empresa que no aborde sistemáticamente la mejora de sus procesos es que deje de ser competitiva o que deje de ser viable para mantener su capacidad competitiva. De ahí la importancia que tiene acometer este tipo de decisiones.
El problema que nos planteamos, una vez que tenemos claro la importancia de enfrentarnos a estas situaciones, es valorar cuáles son los riesgos que debemos prever para evitar el fracaso de un proyecto de este tipo. En este sentido, podemos decir que existen:
En general, nuestro mejor aliado para acometer procesos de optimización se encuentra en la tecnología, por lo que centraremos nuestra atención en los principales softwares de gestión que nos permitirán alcanzar una mayor eficiencia. Para ello, la automatización de los procesos suele ser una de las acciones mas eficaces.
A la hora de afrontar un proyecto de este tipo, es importante respetar un orden secuencial, en la mayoría de los casos, para sacar el máximo provecho a las inversiones que se hagan en este sentido. Para ello, os proponemos:
Es importante tener en cuenta la necesaria integración de todas las herramientas que se han presentado, ya que no se puede trabajar con eficiencia sin una integración absoluta de toda la tecnología. En este sentido, la tecnología hay que entenderla como una herramienta facilitadora de nuestros objetivos, que en este caso, es la gestión de los procesos de una empresa, que como bien es sabido, constituye un sistema que no se puede desmembrar por partes dada la alta sinergia entre sus elementos.
Hoy en día, la optimización de los procesos de gestión para mejorar la eficiencia es una decisión critica para poder competir en un entorno con una fuerte intensidad competitiva y una evolución constante de la tecnología que nos depara nuevas oportunidades y amenazas.
Gestionar adecuadamente los riesgos y dirigir nuestras inversiones a software de gestión que mejor se adapte a nuestras necesidades debe ser, sin lugar a dudas, nuestro principal reto. Existen hoy en día distintas posibilidades para apoyar a las empresas a mejorar su productividad, pero el software de tipo ARP (la automatización robótica de procesos), BPM (modelado de procesos de negocio) o la gestión de workflows son muy eficaces para obtener resultados rápidos en poco tiempo.