Automatizar un almacén es un proyecto de gran envergadura que debe contemplarse dentro la política general de la cadena de suministro.
Lo primero que habría que destacar es que existen distintos niveles de automatización. Se puede automatizar desde un proceso a todo un almacén. Un almacén automático es aquél que se sirve de maquinaria y automatismos para la ejecución de sus operaciones como la recepción, el almacenaje, el picking y la expedición, por ejemplo. Ciertos fabricantes incluso consideran al propio software (SGA) un automatismo de la toma de decisiones.
El automatismo no es algo que pueda vivir aislado en un rincón de la empresa o del almacén mientras todo a su alrededor funciona a lápiz y papel, por poner un ejemplo exagerado. Qué todo el almacén se automatice, o incluso que se haga sólo en sólo una parte de él, tendrá una gran repercusión y cambiará muchos aspectos cruciales de otros departamentos, formas de trabajar, mentalidad, filosofía, procesos, gestión, etc. Supondrá cambios en algunos casos bruscos a todos los niveles incluso (sobre todo) en aquellos no automáticos. La automatización del almacén va a suponer un gran avance en muchos aspectos, pero podría provocar retrocesos en otros si no tenemos en cuenta algunos detalles que deben tenerse en cuenta al contemplar toda la cadena de suministro.
En la red podemos encontrar miles de blogs y artículos que nos “cantan las alabanzas y ensalzan las virtudes y parabienes” de un almacén automático: no se equivocan, lo que seguro que va a conseguir el almacén automático es multiplicar la productividad, aprovechar el espacio disponible al máximo, optimizar recursos, aumentar la eficacia y eficiencia de los procesos, pero debemos atender también a ciertos detalles importantes a la hora de plantearse automatizar un almacén o parte de él, es decir, las implicaciones que tiene alrededor, el impacto que este avance tan importante va a suponer para el resto de la empresa, interactúe directamente con el almacén automático o no.
¿El software que gestionará la máquina es el que utilizo actualmente o trae el suyo propio? ¿Cómo se comunicarán ambos sistemas en el segundo caso? ¿Sirven mis códigos y etiquetas para el lector y software de la máquina o debo crear nuevas etiquetas y sistema de codificación de artículos? ¿Todas mis referencias vienen etiquetadas adecuadamente o deberé etiquetarlas? ¿Qué plan de contingencia tiene la empresa vendedora ante paradas y averías? ¿Qué opciones tendremos nosotros ante una parada inevitable del automatismo por avería?
Por definición un automatismo implica reducir o anular procesos manuales, es decir, que algunos (o todos) de los procesos y referencias no son manipulados por operarios humanos. Esto implicará una reducción de errores y costes, menores tiempos de procesos, aumento de la productividad, pero también implica una reducción inevitable de personal necesario para gestionar el almacén.
Dependiendo de qué hayamos automatizado, el automatismo puede incluso marcar el ritmo de manera que parte de la empresa deberá adaptarse a ese nuevo ritmo. Un automatismo no descansa ni necesita descansar, es más no debe descansar, debe trabajar todo el tiempo (24/7), eso no quiere decir que el resto de la empresa deba llevar ese ritmo, no, pero sí que la productividad de la máquina puede verse limitada por el más lento de los departamentos que interactúe con ella, por ejemplo, en los casos en que se automatice sólo parte del almacén.
Un ejemplo: imaginemos que hemos automatizado la expedición de pedidos terminados, no importará cuántos pedidos/hora sea capaz de expedir la máquina si los procesos anteriores (por ejemplo, el picking) que la alimentan, la abastecen a un ritmo inferior. A esto nos referimos.
Sin duda alguna el futuro de los almacenes es automático. Sólo podrán ser productivos siendo automáticos en el mundo de la Industria 4.0. Nos guste o no, el futuro augura almacenes en los que no habrá ni una sola persona en su interior que no sea para mantenimiento o reparaciones, almacenes inteligentes que se adaptarán mejor que nosotros y en menos tiempo a multitud de tipos de referencias, almacenes urbanos capaces de regular y atender las exigencias logísticas de una sociedad hiperconectada, almacenes que permitirán mantener un flujo tenso sin roturas de stock.
Pero hasta que lleguemos ahí, nuestros almacenes deberán pasar por un período de transición y para lograr el éxito del proyecto lo primero es planificarlo bien. El proyecto necesita estar bien dimensionado para un horizonte temporal concreto, este será el punto de partida y una de las partes fundamentales de la automatización. Es aconsejable bajar a nivel de detalle de las operaciones que implica esta transición como el traslado de referencias, su adaptación a la nueva forma de trabajar y su idoneidad para el automatismo, etiquetaje, fragilidad, embalajes, etc. Cómo coordinaremos los diferentes procesos previos y posteriores al automatismo de forma que no lo limiten, y cómo trabajaremos durante la instalación del automatismo sobre todo si no automatizamos todo el almacén sino sólo una parte.
El automatismo no descansa y elimina procesos manuales por tanto esto debe estar previsto para reorientar y formar al personal que se verá afectado por esta nueva forma de trabajar. Un automatismo es un avance importante pero no debemos esperar que “tire” de otros departamentos de la empresa hacia la gestión de la información, es más bien el revés, debemos gestionar toda nuestra información en tiempo real de forma previa a la llegada del automatismo.
Automatizar un almacén es un proyecto de gran envergadura que además de grandes líneas de actuación, debe ser atendido en sus detalles. Detalles en muchos casos fundamentales que debemos prever para una transición más cómoda. A cambio, veremos nuestra productividad multiplicada, nuestros recursos y nuestra eficiencia optimizados y en definitiva, habremos dado un paso más hacia el futuro próximo 4.0.
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