Las trampas mentales que limitan el éxito de la estrategia empresarial

  • Actualizado: 12 enero 2022
  • Publicado por primera vez: 9 enero 2014

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Parte de los fallos estratégicos que comenten los directivos de las empresas tienden a repetirse. Cabría plantearse si es debido a la incapacidad de nuestro cerebro para procesar toda la información estratégica, necesaria para el desarrollo de un plan estratégico, y si tiene algo que ver con algunas ideas preconcebidas o pautas sociales que dificultan que tomemos las decisiones estratégicas más acertadas para nuestra empresa.

Por un lado, nuestro cerebro tiene ideas preconcebidas que condicionan su juicio, pero además, el nivel de variables e interrelaciones que debe procesar un directivo para mantener su empresa alineada estratégicamente está, simplemente, fuera del alcance humano; lo cual se hace todavía más evidente cuando el mercado cambia cada vez más rápidamente siendo por tanto cada vez mayor la necesidad de procesamiento para tomar buenas decisiones estratégicas.

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En este sentido es interesante la reflexión de Gary Kasparov, excampeón mundial de ajedrez, que en su libro “Cómo la vida imita al ajedrez” cita que la complejidad del juego empresarial es infinitamente más complejo que el ajedrez. En el sentido de que, mientras el ajedrez tiene limitaciones estadísticas concretas derivadas de las jugadas posibles en un tablero de 8X8, en la empresa no existen límites en el tablero de juego.

exito estrategia empresarial

Por otro lado, el cerebro no es siempre tan racional como suponemos por lo que nos dificulta el proceso objetivo necesario para la  toma de decisiones estratégicas. Existen multitud de estudios al respecto pero os recomendamos, para profundizar sobre el tema, el artículo 'Hidden Flaws in Strategy' escrito por Charles Roxburgh para The McKinsey Quarterly del año 2003; quien describe los principales errores estratégicos que cometemos los humanos como consecuencia de nuestro propio diseño mental. Os resumimos los principales como aperitivo para los estrategas que no quieran caer en las trampas que les podría tender su cerebro:

  1. Excesiva confianza en nuestra capacidad intelectual así como en nuestra habilidad para hacer aproximaciones y estimaciones.
  2. Dificultad para ir más allá de las opciones estratégicas que hemos visto que tienen éxito.
  3. Tendencia a ponderar más la posible pérdida que la posible ganancia.
  4. Tendencia a buscar en el pasado la solución a problemas presentes o futuros cuando las circunstancias objetivamente no son ya las mismas.
  5. Tendencia a seguir invirtiendo en proyectos que objetivamente son un fracaso debido a su incapacidad para admitirlo.
  6. Tendencia al “pensamiento en manada” en el sentido de que a pesar de percibir una oportunidad nos dejamos llevar habitualmente por el pensamiento de que si no lo hacen todos es que no será tan interesante o, más peligroso todavía, que si lo hacen todos será que es la mejor opción.
  7. Tendencia excesiva a la independencia, lo que limita las posibilidades de atracción de inversores, las alianzas, etc.
  8. Tendencia a sobreestimar la comunicación real percibida y recordada por otros respecto a nuestros mensajes estratégicos así como el nivel de consenso generado al respecto.

Las estrategias erróneas seguirán siempre existiendo, pero las reflexiones propuestas por C. Roxburgh nos pueden ayudar a todos los estrategas a identificar trampas que nuestro cerebro nos propondrá, y que pueden influir muy negativamente en nuestras decisiones estratégicas.

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