6 ERRORES COMUNES EN LA PLANIFICACIÓN DE LA PRODUCCIÓN

  • Actualizado: 30 noviembre 2021
  • Publicado por primera vez: 23 marzo 2020

6 errores planificacion produccion*Foto de Cleyder Duque en Pexels

La planificación de la producción pretende establecer un plan de trabajo que coordine diferentes medios y recursos para la fabricación de productos. Debe tener en cuenta tanto los plazos de entrega de los proveedores como las cantidades de materiales disponibles en stock, el número de operarios necesarios y las capacidades de producción de la empresa.

La correcta coordinación de los diferentes engranajes que intervienen en la fase de planificación de la producción es la que permitirá fabricar cada producto de forma óptima y ordenada con los niveles de calidad adecuados en el plazo adecuado. Nuestra compañía podrá adoptar compromisos de entrega, planificar el transporte, almacenaje, expedición, etc. de todos y cada uno de sus productos de forma coordinada.

Debemos estar preparados para solventar las posibles desviaciones que en todo proyecto de planificación surgirán como consecuencia inevitable de su ejecución en la cruda realidad, donde multitud de factores ajenos a nuestro control parecen aliarse para hacernos la vida imposible.

Estas son las desviaciones inevitables propias de cualquier planificación y que no podemos controlar, aunque las esperemos. Sin embargo, existen ciertos errores de planificación que son evitables ya que en gran medida dependen de nuestras decisiones y de cómo enfoquemos la planificación de la producción. Veamos cuáles.

 

1.- Planificar con demasiada antelación.

Planificar con demasiada antelación puede ser una ventaja en ocasiones, pero nos limita la capacidad de reacción ante cambios imprevistos en el entorno como un fallo de última hora en algún plazo de entrega de materia prima, por ejemplo. Esto nos obliga a replanificar lo ya planificado, permutar órdenes de fabricación y acumular semielaborados sin salida inmediata innecesariamente.

Es preferible adoptar estrategias de fabricación de respuesta rápida que admitan una planificación lo más tardía posible y por tanto basada en expectativas más realistas.

 

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2.- Apuntar a grandes objetivos sin definir los pequeños hitos.

Esto sería como marcarse como objetivo acceder desde la planta baja a la azotea, pero no determinar la longitud, la posición, los materiales o la altura de los escalones de la escalera que vamos a emplear para ir ascendiendo de piso en piso.

Nunca debemos olvidar que el logro de los grandes objetivos pasa inevitablemente siempre por el logro progresivo de numerosos hitos o metas más pequeñas. Es fundamental que en la fase de planificación de la producción tengamos bien definidas estas metas y una forma adecuada de valoración para que estemos seguros de haberlas logrado. Recordemos que lo que no se define, no se puede medir y si no podemos medir, es decir, si no sabemos cuántos kilómetros hemos recorrido, nunca sabremos si hemos llegado a lograr la meta.

 

3.- No formar y conformar adecuadamente al equipo humano y no prever los recursos que necesitarán.

Determinar quién debe hacer qué y con qué medios es una parte fundamental de la planificación. El 50% del éxito está garantizado si determinamos correctamente los mejores responsables de cada fase o tarea a ejecutar y les dotamos de los recursos que van a necesitar para ello.

Esta parte tan importante es una de las que más se descuida o se deja sin una definición clara, es decir, con opciones abiertas que en teoría deben resolverse según sople el viento en la fase de ejecución. El hábito hace al maestro y si desde la planificación cada actor tiene asignado su papel y cada uno cuenta con su propio guion, la obra tendrá muchas más posibilidades de éxito que si tratamos de decidir quién hará el papel protagonista cuando la obra ya está empezada.

 

4.- No prever el sistema de evaluación de nuestros progresos.

En la fase de planificación de la producción debemos establecer el sistema de indicadores que utilizaremos para evidenciar nuestra evolución (o involución) en el momento nos sumerjamos en la ejecución de lo planificado.

Debemos establecer de antemano sistemas que nos permitan la revisión y el mantenimiento de los logros y el estudio objetivo y constructivo de los errores cometidos. En caso contrario podemos caer en la nada deseable repetición de los mismos errores. O peor, aún podemos obviar los errores cometidos por falta de sistemas de medición del impacto de estos.

Pero una vez revelado el progreso adecuado de los logros, es importante tener previsto en la fase de planificación los sistemas que nos permitirán mantener lo conseguido. Esta parte, quizá la de mayor dificultad, es de la nos permitirá que avanzar hacia el siguiente objetivo una vez hayamos consolidado el logro anterior.

 

5.- No establecer y respetar los controles adecuados para la coordinación. Ej.: reuniones periódicas

Los seres humanos tendemos a idealizar nuestras expectativas sobre todo en la fase de planificación. Esto nos lleva a establecer reuniones ideales que duran el tiempo exacto que deben durar, donde no se divaga y sobre todo que siempre van a contar con un hueco en nuestra agenda. Esto no siempre se materializa y acabamos por aplazar las reuniones a la mínima dificultad o urgencia que surja además sine die, es decir, sin determinar una nueva fecha de reunión. La consecuencia es que poco a poco vamos abandonando las reuniones de control hasta que las condiciones sean las ideales (lo que nunca sucede) para que puedan producirse estas reuniones. Esto es un error.

En la planificación debe establecerse y acordarse el calendario de reuniones de control y su duración máxima, una buena praxis es buscar el compromiso explícito de cada integrante a través por ejemplo de una firma. Una vez establecido el calendario y conseguido el compromiso las fechas y duración de las reuniones deben ser respetadas.

 

6.- Olvidar que producción está integrada en la cadena de suministros.

Por lo que sus plazos de entrega, su capacidad de repuesta, sus tiempos muertos, sus mermas, sus calendarios dependen en gran medida de la interacción con otros departamentos entre ellos Logística y almacenaje y con otras empresas como los proveedores.

La planificación debe coordinarse teniendo en cuenta siempre los plazos, procesos y tiempos de los departamentos con los que se interactúa, a los que se sirve o de los que se nutre producción ya que en caso contrario corremos el riesgo de planificar para replanificar constantemente, lo que supone un despilfarro innecesario.

 

Conclusiones

Cualquier labor de planificación trata de prever en el presente situaciones que ocurrirán en el futuro, por eso hacemos planes, planificamos. Elegir el momento adecuado lo más cerca posible del punto temporal de comienzo de la ejecución del plan nos permite reducir la probabilidad de variación de elementos que no podemos controlar. Si además definimos perfectamente el camino a seguir, paso a paso, para alcanzar el objetivo final y desarrollamos sistemas de defensa que anticipen soluciones o medios a incidencias probables, la labor de planificación será más robusta y flexible al mismo tiempo.

Una vez marcado el camino, el equipo no tendrá ninguna duda de cuáles son los hitos que debe lograr para la consecución del proyecto. Un equipo escogido, con responsabilidades definidas y bien formado será un equipo implicado que aportará valor y será de gran utilidad a la hora de perfeccionar el proyecto planificado.

La planificación de la producción no puede realizarse de forma aislada como si no formara parte de un conjunto. Un conjunto multidisciplinar de departamentos que deben interactuar entre sí de forma coordinada para lograr objetivos en forma y plazo. Proveedores, logística, compras, financiero, etc., todos deben estar implicados en la planificación. Escoger el momento, el lugar y el método para coordinarlos influirá decisivamente la consecución de los objetivos planificados. Establecer las reuniones que deben realizarse para dicha labor de coordinación y elaborar un sistema de indicadores de demuestren objetivamente la progresión de cada etapa, es fundamental para poder valorar el estado del proyecto su nivel de éxito o fracaso.

Planificar es anticipar, establecer responsabilidades, medir, definir, mejorar y coordinar, evaluar y vuelta a empezar. La planificación de la producción es necesaria para establecer y cumplir expectativas y aporta valor ya que será la encargada de determinar si debe o no producirse un producto o servicio y en caso afirmativo, cómo debe producirse.

 

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