Aproximación desde el enfoque de Cuadro de Mando Integral

  • Actualizado: 2 diciembre 2021
  • Publicado por primera vez: 15 octubre 2013

En el contexto económico actual de alto nivel de incertidumbre, con bajas perspectivas de crecimiento y reducidas al mínimo las posibilidades de inversión en las empresas, resulta más acuciante que nunca el diseñar una Estrategia Empresarial que nos permita sobrevivir en una situación que perfectamente podríamos denominar como economía “de guerra”.

Cuadro de Mando Integral

Este artículo ofrece una guía práctica para diseñar nuestra estrategia y plasmarla en un Mapa Estratégico (Kaplan y Norton), teniendo presentes las aportaciones previas que consideramos más relevantes. ¿Qué preguntas debemos plantearnos?, ¿qué pasos seguir?, ¿cuáles son las alternativas posibles?

Antes de empezar a formular la estrategia, para que sea acertada, debe asentarse sobre unos pilares firmes, consideramos éstos son:

  • La Misión: la razón de ser de la empresa, aquello que justifica nuestra existencia en el mercado, ¿qué valor aportamos a nuestros clientes y a la sociedad en general?, ¿qué nos motiva a seguir adelante?
  • La Visión: lo que la empresa quiere llegar a ser o conseguir en un plazo de 10-15 años. En el fondo de la Visión subyacen las intenciones que servirán como base para la definición de la estrategia: “Ser la empresa de referencia en nuestro sector”, “Ofrecer la mejor relación calidad/precio”, “Ser la primera multinacional española en nuestro sector”, “Liderar los cambios tecnológicos en nuestro sector”, etc.
  • Los Valores y Cultura Organizativa: son los principios o normas de comportamiento que rigen nuestra actividad diaria, las decisiones importantes, las relaciones internas en la empresa (entre empleados, departamentos, con la dirección), las características del servicio y el trato a nuestros clientes. También condicionan nuestras relaciones con otros agentes del entorno como proveedores, AAPP (administraciones públicas), la sociedad en general.
  • Entender la historia de la empresa hasta el momento: ésta explica el porqué de nuestra situación actual, las capacidades y recursos comprometidos, la experiencia acumulada, el porqué de nuestra forma de trabajar, y la herencia recibida que nos condiciona fuertemente. El conocer nuestra historia nos puede ayudar a explicitar o confirmarnos en nuestra Misión, Visión, Valores y Cultura Organizativas. También nos puede proporcionar el impulso necesario para aplicar el golpe de timón para reorientarlas.
  • Conocer nuestras Debilidades, Fortalezas y Posicionamiento: todo aquello que nos hace menos competitivos (debilidades) o más competitivos (fortalezas) que el resto de empresas con las que luchamos por los mismos clientes. Deberemos descender hasta el nivel de detalle de las distintas unidades de negocio (en adelante un), y tipos de productos/servicios, para reconocer en cuáles de ellos gozamos de un mejor posicionamiento (valoración por parte del cliente) y fuerza competitiva, en cuáles tenemos una mayor penetración (cuota de mercado), para cuáles de ellos existen unas mejores perspectivas de crecimiento y/o rentabilidad. ¿Qué causas internas limitan nuestra capacidad de crecimiento?
  • Ser consciente de las amenazas y oportunidades que se presentan: dirigiendo la mirada hacia el entorno (proveedores, clientes, bancos, empleados, competidores, AAPP, avances tecnológicos, cambios en la legislación), ¿qué riesgos externos percibimos para nuestra posición actual en el mercado? (entrada de nuevos competidores, productos sustitutivos, poder negociador de clientes y proveedores, acceso a fuentes de financiación, nivel de endeudamiento), o bien, ¿qué nuevas posibilidades de negocio se perfilan?.
  • Conocer con claridad la situación económica actual de la empresa. En algunos casos será recomendable realizar una auditoría contable externa. Dado que la estrategia va a requerir en mayor o menor medida inversión, debemos conocer nuestras posibilidades reales para priorizar y descartar las iniciativas de inversión. Este análisis es fundamental para clarificar cuáles van a ser nuestros objetivos desde la perspectiva Financiera del Cuadro de Mando Integral (en adelante CMI).
  • Evaluar aspectos clave de la gestión como la calidad, el servicio, la logística y el control de stocks, la capacidad productiva, el nivel de I+D+I,  el sistema de comercialización, la estructura humana y sus costes, la productividad, las capacidades actuales, planes de carrera y retribución, el liderazgo y la motivación,  los equipos de trabajo, la calidad de la comunicación y cooperación internas, los sistemas de información disponibles, el mecanismo de toma de decisiones, la imagen corporativa, la percepción del cliente; entre otros. Es importante tomar como referencia a las empresas líderes en cada un/producto/servicio que ofrecemos, para mediante Benchmarking poder valorar de un modo realista la situación actual y detectar las mejores  prácticas. Nuestra propuesta estratégica tendrá más posibilidades de éxito, si conocemos la de nuestros competidores.
  • Recurrir a estudios de mercado, análisis macroeconómicos y sectoriales. La propuesta estratégica debe asentarse sobre la realidad de la coyuntura económica del momento, las previsiones a medio y largo plazo de organismos cualificados, la contrastación de nuestro posicionamiento en el cliente y cuota de mercado, el atractivo/rentabilidad que ofrece el mercado en cada un/producto/servicio, la existencia de economías de escala, procesos de integración entre empresas, la entrada de nuevos competidores, la consolidación de nuevas tendencias; son todos ellos aspectos a tener en cuenta.

Sergio Álvarez Clau
Consultor de Negocio -DATADEC-